Nuestra grandullona golosa andaba deambulando por las calles, buscándose la vida como podía y no éramos capaces de cogerla, hasta que finalmente, lo conseguimos con galletas y de ahí su nombre. Es una perra alegre, curiosa y no muy nerviosa. Al principio no sabía pasear, pero ahora camina estupendamente con la correa y la encanta dar paseos. Es muy sociable con personas y no le gusta demasiado compartir caricias con otros compañeros, las quiere todas para ella. Suponemos que ahora que las ha conocido tiene miedo de volver a perderlas, pero nada importante que no se pueda solucionar en el calor de un hogar. Convive junto a dos compañeros y está preparada para marcharse a un hogar definitivo.

Todos los perros de Proa se entregan vacunados, desparasitados, esterilizados, con chip y con contrato de adopción. Solo en Madrid.